Memento mori …
Febrero de 1989 constituye un hito
histórico muy importante para nuestro país. No porque se haya desalojado del
poder a Stroessner, sino porque representa la destrucción de una matriz de
gobierno, de un modo de relacionarse el poder con la sociedad, de conceptos y
criterios políticos, sociales y jurídicos.-
La Constitución de 1992, es el
reflejo del propósito de recoger y asegurar, tanto la destrucción de las
instituciones anteriores, como la construcción y consolidación de las nuevas, que,
para ser honestos, no son del todo nuevas, pero en su concepción, elaboración y
diseño se impregnaron los nuevos criterios.-
Antes del ´89 los cargos públicos
no tenían “fecha de vencimiento”, la designación y permanencia de un
funcionario dependía del humor del gobernante, y nada más.-
Desde el ´89, y en especial a
partir de la Constitución del ´92, esto cambió radicalmente. Todos los cargos
públicos son transitorios y tienen “fecha de vencimiento”, inclusive – aun
cuando no sea de mi agrado o mejor dicho, no esté de acuerdo con que así sea -
los Ministros de Corte y demás Jueces que conforman el Poder Judicial.-
Debemos reconocer, sin embargo, que
el hombre tiende a olvidar su naturaleza transitoria, y ello se proyecta en
todas las expresiones de su vida, incluyendo en el ejercicio de la vida
política.-
Cuando la semana pasada veíamos a
Francisco José de Vargas siendo entrevistado, en oportunidad de enfrentar una
audiencia judicial de imposición de medidas en el marco de un proceso penal por
presuntos hechos de corrupción, que le son atribuidos, en ejercicio de la
función pública, casi al borde del quiebre emocional, me venía a la memoria la
imagen de aquel otro Francisco José de Vargas, el Agente Fiscal, el Secretario
Ejecutivo de la SENAD, el Ministro del Interior.-
Aquel a quien poco o nada importaba
la presunción de inocencia, la dignidad de las personas, la libertad, siquiera
el derecho al proceso legal debido, había desaparecido casi como por arte de
magia. Este personaje era el mismo, pero actuaba distinto, tenía un discurso
distinto y predicaba derechos que antes desconocía.-
La diferencia entre este y aquel,
no era el resultado de la conversión voluntaria o de la reflexión, y no creo
que, del arrepentimiento, sino de la ausencia de uno de los ingredientes que
provoca más mareos que el alcohol: el poder.-
Aquel que como Fiscal, como titular
de la SENAD o como Ministro del Interior presentaba a supuestos delincuentes ante
los medios de prensa, sindicándolos como culpables, aún antes del inicio del
proceso judicial, violando sistemática y reiteradamente los derechos de aquel,
y pisoteando impunemente lo dispuesto por el Art. 22 de la Constitución
Nacional (La publicación sobre procesos
judiciales en curso debe realizarse sin prejuzgamiento. El procesado no deberá
ser presentado como culpable antes de la sentencia ejecutoria), hoy debe
probar un trago amargo de su propia medicina.-
El Agente Fiscal que llevó a
cientos a la cárcel, sin motivo, ni necesidad alguna, el Secretario Ejecutivo
de la SENAD y Ministro del Interior, que organizó ruedas de prensa para
presentar como culpables a simples sospechosos en nombre de la “justicia”,
porque estaba por encima de las pasiones humanas o los intereses personales,
políticos o sectoriales, hoy nos dice que se encuentra imputado por hechos de
corrupción, pero en “realidad” por razones de orden político: “No hay un solo motivo para la imputación, es
por causas políticas” e insinuó que la imputación era parte de una jugada
destinada a sacarlo de carrera en su intención de presentar su candidatura para
acceder a la Fiscalía General del Estado.-
En otros términos, De Vargas dice
que los Agentes Fiscales actúan por influencias políticas y persiguen a
sospechosos de cometer delitos comunes y participar de hechos de corrupción, por
simple motivación política.-
Es evidente que el ex Fiscal, ex
Secretario Ejecutivo de la SENAD y ex Ministro del Interior, pretende que
recién ahora se ha dado cuenta que el Ministerio Público, en nuestro país es
instrumento de intereses políticos. Que cuando el formaba parte de él, como uno
de sus protagonistas más importantes esto no ocurría, o cuanto menos, él no se
enteraba. Que él era una extraña especie de orquídea que había crecido y
florecido en medio de la inmundicia, lo cual resulta difícil de digerir, salvo
que hubiera asumido la condición de cómplice, encubridor o fuera gravemente
negligente en el ejercicio de representar a la Sociedad ante los órganos judiciales
en la persecución de delitos.-
Porque, si consintió la persecución
de inocentes y toleró este tipo de hechos punibles, cuando menos, era cómplice
o encubridor, no cabe dudas que por ello debiera estar procesado.-
Para que se entienda adecuadamente,
debo aclarar que no juzgo a De Vargas por los hechos que se le atribuyen, sino
por su conducta y su discurso como imputado, y es más, estoy convencido de que,
al igual que muchos otros que fueron por él perseguidos, sus derechos no han
sido (ni serán) plenamente respetados.-
Lo trascedente, es la lección que
debe dejar a todos los servidores públicos la situación de De Vargas, que en un
abrir y cerrar de ojos pasó de acusador a acusado, de verdugo a víctima, de
perseguidor a perseguido, por un motivo muy sencillo, no entendió nunca la
razón por la cual los generales victoriosos de la antigua Roma eran acompañados
de un siervo que cada tanto se encargaba de recordarles “Memento mori! Memento te hominem esse! Respice post te! Hominem te esse
memento! que se traduce: ¡Recuerda que morirás! ¡Recuerda que eres un
hombre! ¡Mira tras de ti! ¡Recuerda que eres un hombre!
Jorge Ruben Vasconsellos