Reforma del sistema judicial, una materia pendiente

 

Una vez más, los actores políticos han utilizado el desgastado discurso, que la sociedad paraguaya viene escuchando – prácticamente – desde que se integró la primera Corte Suprema, luego de la promulgación de la Constitución Nacional vigente.-

 

Es sabido que la ciudadanía mantiene una posición claramente crítica hacia la labor de nuestro Poder Juncial. Para aquella, la honestidad, honorabilidad, independencia y capacidad moral e intelectual de los integrantes de la Administración de Justicia no son, precisamente, cualidades que adornan la labor de éstos.-

 

Lógico es, entonces, que el discurso de “renovación”, prenda con facilitad y hasta sea recibido con simpatía por la sociedad.-

 

Sin embargo, la realidad es distinta, pues detrás de estos discursos se persiguen otros fines. Fines que no guardan relación con la mejora del sistema de justicia, sea mediante la selección y elección de Magistrados idóneos, o la formulación de proyectos de ley que diseñen una organización de eficiente gestión administrativa, y sistemas procesales, que conviertan al Poder Judicial en una institución que responda a diseños republicanos.-

 

El discurso político de la “reforma” se agota en el mero cambio de hombres, y en el mantenimiento del statu quo. La distribución cuotas partidarias, que desde 1994, aproximadamente ha servido como espacio de negociación para permitir el nombramiento de leales, amigos o afines, se ha venido repitiendo y perfeccionando a lo largo de los últimos veinte años. El resultado final, invariablemente es el mismo.-

 

Mientras no se cambien los “criterios” básicos, nada habrá cambiado, y al entusiasmo inicial provocado por anuncios de “renovación” o “reforma” de la Justicia, seguirá – como siempre – la decepción y el cada vez más pronunciado deterioro de su imagen.-

 

En esta ocasión, otra vez nos invade la sensación de que se ha perdido una gran oportunidad para iniciar el camino hacia la instauración de un sistema que procure la excelencia en el servicio de justicia, pues basta revisar la adscripción partidaria de todos aquellos Ministros que han sido sometidos a Juicio Político, desde 2003, en adelante, y la de los designados como sus reemplazantes, incluyendo al último y a la terna conformada para cubrir su vacancia, para entender la lógica del sistema.-

 

Todo el procedimiento seguido para la conformación de ternas, adquiere las características de una parodia, cuando ni siquiera se ha publicado las calificaciones asignadas a todos los concursantes, manteniéndose en el más absoluto secreto, a pesar de que el Consejo de la Magistratura hace alarde de trasparencia.-

 

Mientras sigamos los mismos caminos, que a lo largo del tiempo, no han brindado resultados satisfactorios para la sociedad, podemos afirmar, sin temor a equívocos, que la designación de un nuevo Ministro en la Corte Suprema de Justicia no contribuirá en nada a acercarnos a la alegada mejora del sistema judicial.-

 

 “¿De verdad el secreto conviene a la justicia? ¿No debiera ser solo propio del delito esconderse?”, con agudeza se preguntaba Voltaire, en el Siglo XVIII, pero, a pesar del tiempo transcurrido, y la sabiduría que encierran estas reflexiones del ilustre escritor, historiador, filósofo y abogado francés, pareciera que en nuestro país, estamos empeñados en mantener secretos, que proyectan a la sociedad la sensación de que detrás de todo se anidan propósitos ilegítimos.-

 

Transparentar la administración de justicia debe ser el primer paso hacia la reforma judicial. Que todos sus actos se realicen a la luz del sol y la  vista de la sociedad, permitiéndose que ésta ejerza control sobre sus decisiones, resulta indispensable para iniciar el camino hacia la reforma  del sistema.-

 

No hace falta cambiar la Constitución; no hace falta contar con hombres de cualidades excepcionales, solo se necesita que las leyes orgánicas y procesales, establezcan la obligación de que las deliberaciones de la Corte Suprema y los Tribunales se realicen en audiencias públicas, tanto para resolver los casos sometidos a su juzgamiento, como las cuestiones de carácter administrativo, porque, como decía Jeremías Bentham “…la publicidad cumple un papel fundamental en la propia legitimidad de los órganos encargados de administrar justicia…”.-

 

Mientras no entendamos que las reglas del sistema republicano imponen la publicidad y transparencia de los actos de la autoridad, podrán cambiar a uno, a varios, y aún a todos los Miembros de la Corte, pero los vicios, los errores y defectos seguirán reproduciéndose indefinidamente. Hasta entonces, la reforma del sistema judicial seguirá siendo solo un discurso, y desde luego, una materia pendiente.-

 

Jorge Rubén Vasconsellos