Por la puertita trasera
En junio de 2012,
luego de que el entonces Presidente del Paraguay, Fernando Armindo
Lugo, fuera destituido en virtud de un Juicio Político instaurado por mal
desempeño de sus funciones constitucionales, los gobiernos de los países que
(junto con el Paraguay) integran el Mercado Común del Sur (MERCOSUR),
decidieron inaudita altera pars y de manera intempestiva, la “suspensión” de uno
de sus socios fundadores.-
Excluyeron al
Paraguay. Lo sacaron por la ventana, poco menos que a patadas, al punto que,
desde entonces, ni siquiera los representantes de nuestro país ante el
Parlamento del MERCOSUR fueron admitidos a las reuniones, sin importar que
éstos son los únicos representantes genuinos de la voluntad popular, desde que,
los representantes de los demás países integrantes, son designados directamente
por voluntad de sus gobernantes, mientras que los paraguayos, por voto
universal, libre y secreto.-
Al mismo tiempo,
por sí y ante sí, decidieron “incorporar” a la República Bolivariana de
Venezuela, como Miembro Pleno, soslayando la voluntad en contrario de uno de
sus socios fundadores, que no había dado aprobación parlamentaria al Protocolo
de Adhesión de dicho país al bloque.-
La suspensión,
fue considerada ilegal, tanto por la ciudadanía paraguaya, como por varios
importantes líderes políticos extranjeros, excepto por algunos connacionales,
que habían acompañado a Lugo Mendez durante su
gestión presidencial. A estos se los calificó como traidores, legionarios,
etc.-
Manifestaciones
de todo tipo, que incluyo el uso de distintivos y autoadhesivos con la leyenda “Paraguay
Soberano”, constituyeron la respuesta social.-
Debates, análisis
y consideraciones de todo tipo fueron desarrolladas desde ese entonces, por las
redes sociales y los medios masivos de comunicación, instalándose – inclusive –
como un tema central en la campaña electoral que precedió las elecciones del 21
de abril pasado.-
Uno de los
candidatos, reclamaba la necesidad del respeto al “Estado de Derecho” en el orden
internacional, y exigía una solución que represente el respeto a la “Dignidad
Nacional”.-
Resultó electo,
asumió el cargo de Presidente de la República, y mantuvo el discurso, es más,
lo profundizó, al decir que la prioridad serían las relaciones bilaterales, sin
embargo, sin brindar explicaciones a la ciudadanía, en la semana que termina,
nos sorprendió con la remisión de un Mensaje al Parlamento Nacional,
solicitando la aprobación del Protocolo de Adhesión de Venezuela al MERCOSUR.-
Este hecho, no se
vio precedido de ningún tipo de informe, explicación o justificación. La opinión
pública nacional fue, sencillamente, ignorada, como también lo fueron todos
aquellos que, más allá de nuestras fronteras levantaron su voz de protesta y
tuvieron una actitud de generosa solidaridad con nuestro país.-
Puede que existan
razones que justifiquen la remisión el Protocolo de Adhesión al Parlamento, y
hasta puede que su aprobación resulte razonable, pero lo injustificado e
irracional es que, quien hasta hace pocos días proclamaba que “…lo público, es público…” hoy pretenda
que la decisión tomada sobre este tema, no se trate de un asunto de interés público.-
Puede que esté
absolutamente equivocado, pero, desde mi óptica, la situación de hecho producida
con motivo de la ilegal exclusión del Paraguay y la irregular incorporación de
Venezuela al MERCOSUR, hasta el día de hoy no se ha
modificado en lo más mínimo.-
El “Estado de
Derecho” al interior del MERCOSUR no se ha restablecido, y la “Dignidad
Nacional” no ha sido reivindicada.-
Si así hubiera
sido (aspecto que, reitero, desconozco) los ciudadanos paraguayos y los
extranjeros que han abrazado la causa paraguaya, tienen el legítimo derecho a
reclamar explicaciones, porque de lo contrario, solo podrán alentar
especulaciones.-
“…Se reconoce el derecho de las personas a recibir información veraz,
responsable y ecuánime…”, proclama la primera parte del Art. 28 de la
Constitución Nacional, y ello lo sabe la sociedad paraguaya. En virtud del
reconocimiento de dicho derecho accedió a las nóminas y planillas de
funcionarios del Estado y sus salarios. Lo sabe también el Presidente de la República,
queien precisamente se inscribió entre los
partidarios de la transparencia en el curso de esa campaña, acuñando aquello de
que “…lo público es público…”.-
Que el Presidente de la República
sea el responsable principal del manejo de las relaciones exteriores (Art. 238,
inc. 7 de la Constitución Nacional), no autoriza a suponer que el Art. 143 ([1])
de la misma Ley Fundamental de la Nación carezca de relevancia o importancia.-
La
autodeterminación de los pueblos, la igualdad jurídica de los Estados, la no
intervención y la condena a todo tipo de colonialismo o imperialismo,
constituyen principios rectores de la política internacional, proclamados por
la Constitución Nacional.-
No vemos razones
para no dar explicaciones y mantener el asunto dentro del más absoluto
silencio. Por el contrario, vemos razones para publicitar los motivos que
impulsaron al Ejecutivo a tan radical cambio de posición sobre el tema. Parafraseando
a Voltaire, podríamos decir “¿De
verdad el secreto conviene …? ¿No debiera ser solo
propio del delito esconderse?”
Ahora, la decisión
final está en manos del Parlamento Nacional y solo nos resta esperar que en su
seno se desarrolle un auténtico debate que sirva para informar a la opinión pública
sobre los motivos que expliquen y justifiquen la medida que representa reingresar
al MERCOSUR bajo la Presidencia de Venezuela, por la puertita de atrás, y
pidiendo permiso.-
jorge ruben
vasconsellos
abogado
[1] Artículo
143. DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES.
La República del Paraguay, en sus relaciones
internacionales, acepta el derecho internacional y se ajusta a los siguientes
principios:
1) la independencia nacional;
2) la autodeterminación de los pueblos;
3) la igualdad jurídica entre los Estados;
4) la solidaridad y la cooperación internacional;
5) la protección internacional de los derechos
humanos;
6) la libre navegación de los ríos internacionales;
7) la no intervención; y
8) la condena a toda forma de dictadura, colonialismo
e imperialismo