Debilidad, degradación y
devaluación del sistema jurídico
Desde que se anunciara el
propósito de someter a Juicio Político a cuatro Ministros de la Corte Suprema y
uno del Tribunal Superior de Justicia Electoral, ha quedado en claro, que el
objetivo final no era precisamente lograr una mejora sustancial de la
administración de justica.-
A través de esta misma columna,
hace aproximadamente quince días, hemos reclamado la
necesidad de que se hagan públicos los fundamentos de las acusaciones que
pudieran formularse respecto a cada uno de ellos, y del mismo modo, se señalen
cuáles son las razones para que los demás permanezcan en sus cargos.-
Desde ese entonces, los
involucrados en el asunto han aportado razones o fundamentos en uno u otro
sentido, evidenciando ningún apego al sistema republicano, que exige a las
autoridades dar cuenta permanentemente de sus conductas, propósitos y proyectos.-
Hasta hoy, las verdaderas
razones que alientan el propósito de someter a Juicio Político a ciertos integrantes
de la Corte, y del Tribunal Superior de Justicia Electoral, se encuentran en el
plano de las meras especulaciones, como resultado del silencio, tanto de sus
“acusadores”, como sus “defensores”.-
Pero, la ausencia de
explicaciones, de exposición de fundamentos y razones, no debe confundirse con
la inexistencia de ellas. Razones para someter a Juicio Político a cuatro
integrantes de la Corte Suprema de Justicia, existen, son sólidas y
justificarían una sentencia de destitución.-
Para ser más claros, existen
motivos, no solo para destituir a los cuatro seleccionados, sino a todos, pero estas
razones de carácter jurídico, de orden legal y constitucional, pareciera no
importar a nadie. Las grandes razones, los fundamentos técnicos y doctrinarios,
nuevamente han sido dejados de lado.-
Tanto los que propugnan el Juicio
Político, como los que ejercen solapada o abiertamente defensa, no han podido
superar la pequeñez de sus propios intereses, proponiendo el gran debate que
representa definir el perfil de la Corte Suprema que el país requiere, y sus
“argumentos” se parecen más a simples excusas que a sólidas razones.-
Una Corte Suprema conservadora,
liberal, progresista, garantista o inquisidora. Una Corte Suprema independiente
o sometida al poder político, Una Corte Suprema que represente los intereses
partidarios hegemónicos, o una integrada por los mejores exponentes de la
cultura jurídica nacional, con abstracción de sus inclinaciones o tendencias
partidarias, son los aspectos que deben ser abordados, analizados y definidos.-
Estas son las preguntas que
debieran ser respondidas. Ese debe ser el núcleo principal del debate, pero en
la pequeñez de espíritu y la estrechez de propósito, los actores políticos
involucrados no abordan estos temas, porque no tienen la visión necesaria para
entender que el futuro de la sociedad paraguaya depende de ello, porque,
sencillamente no les interesa, o porque subordinan los intereses de la
República a sus propios intereses personales, particulares o partidarios.-
Tristeza y vergüenza produce ver
como se elude sistemáticamente el objeto principal del debate, y el nivel de la
discusión que se diluye en detalles anecdóticos de lo absurdo, colocándonos en
el papel de espectadores de la degradación de nuestras Instituciones e
instrumentos constitucionales, diseñados para la preservación de la salud moral
y jurídica de la nación.-
La Cámara de Diputados, a
instancias de uno de sus representantes ante el Consejo de la Magistratura, ha
iniciado una “contraofensiva” destinada a “aquietar las aguas” con el propósito
de ganar tiempo indispensable para permitir reacomodos de fuerzas o
negociaciones que permitan mantener o afianzar influencias o injerencias en el
sistema judicial.-
La convocatoria a los Ministros
“sospechados” a presentar “descargos” ante la Cámara de Diputados, es un
despropósito que solo puede compararse con la viciosa práctica de nuestros
Agentes Fiscales, que – violando la Constitución Nacional – convocan a los
ciudadanos denunciados a prestar declaración indagatoria, antes de presentar
imputación. Una especie de defensa antes de la acusación o de constatación de
la demanda antes de la presentación de la demanda.-
¿Sobre qué temas o asuntos
debieran los Ministros de Corte presentar sus descargos, cuando aún no se han
formulado los cargos? ¿Tiene la Cámara de Diputados atribuciones para recibir descargos
de quienes pudieran ser sometidos a Juicio Político?
Resulta claro que nadie puede
defenderse de lo que no se le acusa, como también es indiscutible que quien
solo tiene el rol de acusador, no tiene facultades de juzgador. La Cámara de
Diputados solo puede acusar o no hacerlo, y la defensa o descargo solo puede
producirse y recibirse ante la Cámara de Senadores.-
Un procedimiento distinto, como
el que se ha seguido, solo demuestra la debilidad de nuestras Instituciones
Republicanas, la degradación de sus responsables y la devaluación de nuestro
sistema jurídico.-
jorge ruben vasconsellos