Cárcel para
todo y para todos (Conclusión)
La lucha por la libertad constituye el eje
medular de la historia de la humanidad. Desde tiempos inmemoriales, la búsqueda
de la libertad individual y colectiva, ha sido motivo de guerras, revueltas y
revoluciones.-
En nuestros días, la libertad ha sido
consagrada como Derecho Fundamental, como Derecho Humano de primera generación,
y ha logrado obligar al Estado a garantizarla. Se ha limitado el “poder” del
Estado para restringir la libertad del individuo y se han establecido
mecanismos para su protección y es por ello que el más enérgico castigo que el
Estado puede aplicar a un ciudadano que viola las normas de convivencia, es la
privación de su libertad.-
Aún para que la privación de libertad, como
castigo, sea aplicada por el Estado, se han establecido condiciones, requisitos
y procedimientos, que hoy se dan en llamar “debido proceso legal”. La
presunción de inocencia, el derecho al ejercicio de la defensa efectiva, la
imparcialidad e independencia de los Jueces, la publicidad de los procesos, la
irretroactividad de las leyes, y muchos otros principios, constituyen límites
infranqueables en la actividad represiva ejercida por el Estado.-
La Constitución Nacional, los Tratados
Internacionales a los que el Paraguay se ha adherido, los Código y Leyes
internas, consagran estos y otros principios destinados a proteger al individuo
en conflicto con la ley penal.-
Sin embargo, los funcionarios del Estado
(Policías, Fiscales y Magistrados), incumplen los mandatos legales, y mantienen
privados de su libertad a miles de personas, sin razón legal alguna que
justifique la medida.-
La aplicación inadecuada de las normas
penales, lamentablemente, no debe asustarnos, ya que Fiscales y Jueces responden
a reclamos de la prensa, de las redes sociales, de la gente común, del
ciudadano de a pie. Estos últimos reclaman “cárcel” para todos aquellos que
aparecen en los medios de comunicación social como sospechosos de algún delito,
y manifiestan su indignación cuando son liberados.-
Cárcel para motociclistas que transportan
menores de edad; para automovilistas que violan las normas de tránsito; para
los empresarios del transporte público por el pésimo servicio que prestan; para
autoridades que no cumplen adecuadamente sus funciones, es un reclamo social
recurrente.-
Pero, nos olvidamos que tenemos cárceles
superpobladas, que la mayoría de los internos se encuentran bajo la figura de
la “prisión preventiva” cumpliendo una suerte de condena anticipada. Sobre
todo, nos olvidamos que la cárcel nos cuesta dinero (mucho dinero), y, peor aún,
no educa, sino envilece.-
Quienes pretenden el “endurecimiento” del sistema penal paraguayo, cada vez que la sociedad se ve conmovida por determinados hechos, y reclaman cárcel para todo y para todos, deben saber que la cárcel no es solución, ni respuesta adecuada, sino la última respuesta que el Estado puede brindar, por aquello mismo que señalaba el prestigioso penalista y Miembro de la Corte Suprema de Justicia Argentina, Eugenio Raúl Zaffaroni, quien afirmara: “Enseñarle a vivir en libertad a alguien, encerrándolo, es absurdo".-
jorge
ruben vasconsellos
abogado